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“Aquí volvía a aparecer una nueva forma de expresión. En lugar de pintar algo nuevo, quería reproducir pinturas y objetos de mi gusto reunidos en un espacio lo más reducido posible. No sabía cómo hacerlo. Primero pensé en un libro, pero la idea no me convencía. Después se me ocurrió que podía ser una caja en cuyo interior todas mis obras estarían juntas y montadas como en un pequeño museo, un museo portátil, por llamarlo de algún modo.”

Marcel Duchamp

 

Retando a la suerte es un proyecto planteado como una cadena curatorial: trece comisarios plantean cada uno de ellos una exposición con los doce miembros del colectivo de fotógrafos NOPHOTO. El resultado de cada una de estas propuestas se presenta en un único formato: trece cajas concebidas como trece exposiciones fotográficas portátiles. Trece miradas sobre un mismo colectivo, doce fotógrafos y un comisario.

 

Un número, el trece, que simboliza, según algunas culturas, la mala suerte pero, en este caso y teniendo en cuenta que el proyecto Retando a la suerte, arranca en 2012, año que, por otra parte, según el calendario maya, se acabaría el mundo, lo entendemos como un modo de dar la vuelta a su significado y lo consideramos como una cifra sagrada que representa las trece fases lunares.

 

La numerología sirve como excusa para generar un proyecto de suma de miradas a partir de la creación de relaciones. El trece se convierte en un hecho anecdótico, pues la idea principal reside en el concepto “suerte”, entendida como una concatenación de sucesos considerados fortuitos o casuales, azarosos, al fin y al cabo, que también tiene mucho que ver con la propia concepción del mundo visto a través de los ojos del artista, ¿no es acaso a la propia suerte a la que retan cada día?

El proyecto retoma la idea duchampiana de los museos transportables en maletas o las cajas de Joseph Cornell, e incluso de todo aquello que tiene connotaciones portátiles y que Vila Matas narró en su libro “Historia abreviada de la literatura portátil”. Una propuesta para reflexionar sobre las estructuras portátiles o efímeras para la exhibición de arte a través de este proceso colectivo de creación, ya que estas trece exposiciones encerradas en cajas pueden mostrarse en cualquier lugar, concebidas como dispositivos móviles e itinerantes.

 

Un proyecto que incide en la idea literal de lo colectivo, y que contrasta su propio dinamismo en el proceso de trabajo con el estatismo de una imagen fotográfica. Se pone también de manifiesto la importancia de las prácticas colaborativas y el capital afectivo como sistema de trabajo dinamizador. Pactos tácitos entre unos y otros, un espacio de suma como punto de encuentro entre comisarios y fotógrafos. Un proyecto como experimento e imágenes narradas como resultado.

 

Retando a la suerte hace además hincapié en la forma en que podemos dar la vuelta a los significados: “NOPHOTO hace de la negación su punto de partida. NOPHOTO no es una agencia de fotógrafos, sino una ACTITUD. Una manera de ver. Una revolución. Un NO (que nunca está de más).” Como la suerte.

Tania Pardo